El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos se encuentra en el centro de la polémica tras revelarse que ha estado recolectando ADN de ciudadanos estadounidenses y canalizándolo a la base de datos del FBI. Esta práctica, llevada a cabo por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), ha generado fuertes críticas y preocupaciones sobre la privacidad y los derechos civiles.
¿Qué está pasando exactamente?
Según la información publicada por Wired, la CBP ha estado recolectando muestras de ADN de personas detenidas en la frontera, incluyendo ciudadanos estadounidenses. Lo más alarmante es que entre los casi 2,000 ciudadanos cuyo ADN fue añadido a la base de datos del FBI, algunos tenían tan solo 14 años.
El trasfondo legal: Una ley con ambigüedades
Esta práctica se ampara en una ley federal que autoriza la recolección de ADN de personas arrestadas o detenidas bajo custodia federal. Sin embargo, la ley no especifica si esto se aplica también a ciudadanos estadounidenses que no han sido acusados de ningún delito. Esta ambigüedad es la que ha permitido al DHS expandir su programa de recolección de ADN más allá de lo que muchos consideran aceptable.
¿Por qué es preocupante?
La recolección y almacenamiento de ADN plantea varias preocupaciones:
- Privacidad: El ADN contiene información genética muy personal y sensible. Su almacenamiento en bases de datos gubernamentales podría ser utilizado para fines discriminatorios o para rastrear a individuos sin su consentimiento.
- Supervisión: Existe una falta de supervisión clara sobre cómo se están utilizando estos datos y quién tiene acceso a ellos.
- Legalidad: La legalidad de la recolección de ADN de ciudadanos estadounidenses que no han sido acusados de ningún delito está siendo cuestionada.
¿Qué sigue?
Es probable que este tema genere un intenso debate legal y político en los próximos meses. Organizaciones de derechos civiles ya han expresado su preocupación y exigen una mayor transparencia y supervisión sobre el programa de recolección de ADN del DHS. Estaremos atentos a las novedades sobre este caso que plantea serias preguntas sobre el equilibrio entre seguridad y privacidad en la era digital.
Fuente: Wired Security
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