En un movimiento que ha redefinido la estrategia militar moderna, Estados Unidos llevó a cabo la llamada Operación Martillo, un ataque sorpresa a gran escala contra los principales sitios nucleares de Irán. Esta operación no solo destaca por su sofisticación táctica y tecnológica, sino también por el uso de una de las estrategias más antiguas y efectivas de la guerra: la perfidia.
El Telón de Fondo: Preparando el Escenario para la Sorpresa
Todo comenzó 48 horas antes del ataque, cuando el entonces presidente Trump declaró que se tomaría hasta dos semanas para evaluar una posible intervención, una declaración que resultó ser una cortina de humo. Mientras la mayoría de los aliados europeos buscaban un diálogo diplomático, Estados Unidos, con el conocimiento de Israel, ya estaba preparando la ofensiva secreta. Esta forma de perfidia política permitió a Washington aprovecharse de las conversaciones en curso para planificar su ataque sin levantar sospechas.
Operación Martillo: Despliegue de Tecnología y Estrategia
La Operación Martillo no solo fue el mayor uso operativo del bombardero B-2 Spirit en la historia, sino también una demostración sin precedentes de coordinación táctica y engaño estratégico. El ataque incluyó el estreno en combate de la bomba antibúnker GBU-57/B Massive Ordnance Penetrator (MOP), de 13.600 kilogramos, diseñada para destruir instalaciones subterráneas como Fordow. Un total de 14 de estas bombas impactaron en Fordow y Natanz, mientras que más de veinte misiles de crucero Tomahawk fueron lanzados desde un submarino nuclear clase Ohio hacia Isfahán.
El Arte del Engaño: Despistando al Enemigo
El engaño fue clave para el éxito de la operación. Observadores de vuelos detectaron bombarderos B-2 Spirit despegando desde Misuri y dirigiéndose hacia el Pacífico, lo que sugirió un despliegue hacia Guam o misiones en Asia. Sin embargo, este movimiento fue un señuelo. Los bombarderos reales partieron poco después en dirección contraria, hacia el este, operando en modo sigiloso para evitar la detección hasta llegar al espacio aéreo iraní.
La Ejecución: Sincronización Milimétrica
Siete bombarderos B-2 partieron en sigilo desde Misuri, manteniendo un perfil de comunicación mínimo durante un vuelo de 18 horas con múltiples reabastecimientos en el aire. La sincronización con escoltas, cazas de cuarta y quinta generación, aviones de inteligencia, guerra electrónica y repostaje aéreo fue precisa. Los cazas lanzaron fuego supresivo preventivo para neutralizar las defensas aéreas iraníes antes de que los bombarderos cruzaran el espacio aéreo enemigo. El paquete aéreo completo superó los 125 aviones, incluyendo plataformas como F-35, F-22, EA-18G Growler y otros activos no revelados.
Objetivos Alcanzados: Impacto y Consecuencias
Entre las 6:40 y las 7:05 PM hora de Washington, todos los objetivos nucleares fueron impactados. Los bombardeos sobre Fordow, Natanz e Isfahán emplearon 75 armas de precisión guiadas, logrando lo que el Pentágono describió como “destrucción severa” de la infraestructura. Imágenes satelitales mostraron cráteres de gran tamaño, capas de ceniza y entradas de túneles bloqueadas. A pesar de la falta de respuesta defensiva por parte de Irán, el golpe fue significativo, especialmente en Fordow, una instalación subterránea considerada impenetrable.
Cooperación Oculta: El Rol de Israel
Israel jugó un papel crucial en la Operación Martillo. Estados Unidos compartió con Israel una lista de sistemas de defensa aérea iraníes que debían ser neutralizados, y la campaña israelí previa facilitó la apertura del corredor aéreo para los B-2. La coordinación incluyó el uso compartido de inteligencia y sincronización operativa, con los F-35 israelíes recopilando información sobre las defensas iraníes. Durante semanas previas, se realizaron ejercicios a gran escala simulando misiones similares.
¿Operación Concluida? Incertidumbre y Riesgos Futuros
A pesar de la magnitud del ataque, el secretario de Defensa Pete Hegseth enfatizó que la operación no marca el inicio de una campaña abierta, sino una acción puntual para neutralizar la capacidad nuclear iraní. Sin embargo, las fuerzas estadounidenses permanecen en alerta ante posibles represalias. Aunque Irán ha limitado sus respuestas a nuevos ataques sobre Israel, altos funcionarios iraníes han declarado su derecho a responder directamente contra intereses estadounidenses, lo que genera preocupaciones sobre una escalada regional.
Un Hito Operativo con Implicaciones Geopolíticas
La Operación Martillo representa el punto culminante de décadas de desarrollo doctrinal, tecnológico y operacional. La capacidad de coordinar una fuerza multinivel de más de 125 aeronaves, atravesar espacio aéreo hostil sin ser detectados y lograr una sincronización perfecta con misiles lanzados desde un submarino, mientras se engañaba a analistas y aliados, demuestra una madurez militar sin precedentes. Sin embargo, a pesar de la eficacia del ataque, el objetivo solo se ha logrado parcialmente. El programa nuclear iraní, aunque golpeado, no ha sido aniquilado, y la resiliencia del conocimiento técnico y la posible existencia de instalaciones clandestinas mantienen abiertas todas las posibilidades. La Operación Martillo no marca el final de una amenaza, sino la apertura de una nueva fase más inestable, calculada y posiblemente más peligrosa.
Fuente: Xataka
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