En el mundo digital actual, donde la información fluye a una velocidad vertiginosa, la credibilidad de las fuentes se ha convertido en un tema crítico. Durante mucho tiempo, el vídeo ha sido considerado como una prueba irrefutable de la realidad, pero la llegada de la inteligencia artificial generativa está poniendo en jaque esta percepción. Con la aparición de modelos como Veo 3 de Google, la línea entre lo real y lo sintético se vuelve cada vez más difusa, planteando desafíos significativos para nuestra capacidad de discernir la verdad.
Veo 3: Un Nuevo Nivel de Realismo en la Generación de Videos
Veo 3 es un modelo de inteligencia artificial desarrollado por Google que permite crear vídeos con un nivel de realismo asombroso. Los clips generados por esta herramienta son tan convincentes que resulta prácticamente imposible distinguirlos de grabaciones reales. A diferencia de los primeros deepfakes, que a menudo presentaban inconsistencias visuales evidentes, Veo 3 produce vídeos que superan cualquier prueba visual superficial. Esto se traduce en la creación de noticias falsas sobre desastres, políticos fallecidos y actos de violencia que nunca ocurrieron, todo ello con diálogos sincronizados, efectos realistas y una física creíble.
El Fin del Video como Prueba Irrefutable
Durante décadas, el vídeo ha sido considerado como el estándar de oro para la evidencia. La frase “lo he visto con mis propios ojos” era sinónimo de certeza absoluta. Sin embargo, la capacidad de crear vídeos falsos convincentes está socavando esta noción. Ahora, cada vídeo que vemos lleva implícita la pregunta: “¿Esto realmente pasó?”.
La Coartada Perfecta para Negar la Realidad
La capacidad de crear vídeos falsos también abre la puerta a la negación de la realidad. Si cualquier vídeo puede ser sintético, entonces cualquier vídeo incómodo puede ser desacreditado simplemente alegando que es artificial. Esta estrategia ya ha sido utilizada por figuras públicas y gobiernos para negar la autenticidad de vídeos que los comprometen. La IA se convierte así en el argumento de escape universal, permitiendo a los individuos y las instituciones eludir la responsabilidad por sus acciones.
Aprender a Vivir Sin Certezas Visuales
Ante este panorama, es fundamental desarrollar una nueva alfabetización mediática que asuma la falsificabilidad como punto de partida. Debemos ser conscientes de que hemos perdido para siempre uno de nuestros instrumentos más básicos para distinguir la realidad de la ficción. La solución no puede ser solo técnica; necesitamos un cambio cultural que nos permita cuestionar la información que consumimos y verificar su autenticidad antes de aceptarla como verdadera.
El vídeo como prueba ha muerto, o está a punto de hacerlo. Solo nos queda aprender a vivir en un mundo donde seeing is no longer believing (ver ya no es creer).
Fuente: Xataka – Con Veo 3 estamos viendo un riesgo emergente: ya no podremos saber si un vídeo es real o no
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